28 de noviembre de 2015

Aforismos Logísticos

Algunas reflexiones y meditaciones en voz alta sobre la gestión logística en las organizaciones. En forma de aforismo porque es un formato adecuado para expresar algunas cosas que de otro modo requerirían largas explicaciones que pretendo ahorrar al lector. No están estructurados aunque mantienen un cierto hilo conductor. Son el fruto, la síntesis de cosas que he ido aprendiendo con la experiencia, los errores y los aciertos analizando e implantando sistemas... y también de las tendencias que observo que están aconteciendo aquí y ahora, muchas imperceptibles pero estoy seguro van a irrumpir pronto en los procesos logísticos de las organizaciones. Abróchense los cinturones y disfruten de estos #AforismosLogísticos...

El mejor almacén es el que no existe... siempre que tengas a los proveedores anclados a la cadena logística.

Tener un OEE superior al 95% está muy bien... siempre que el almacén no esté también por encima del 95%.

Bloques de mármol, cerdos o frutas son lo mismo: hasta su despiece/tría no se sabe la cantidad/calidad de subproductos.

Un director de operaciones está en la mejor posición para entender la interdependencia de los recursos de la empresa.

La tensión entre producción y comercial es de orden temporal: los primeros dicen “para mañana” los segundos “para ayer”.

Con una previsión fiable, planificar es un juego de niños. Pero los adultos ya sabemos que los reyes magos no existen.

La mejor logística es la que no existe. O existe con paradigma diferente al aprovisionar-producir-almacenar-distribuir.

La logística futura es sin-fricción: una impresora 3D en el lado cliente y software multipropósito en el lado servidor.

Mientras tanto, tendremos que seguir gestionando la cadena logística y sus servidumbres técnicas: ERP, MRP, APS, WMS...

Los errores en las listas de materiales no se suman, se multiplican.

Al crear una lista de materiales recuerda la leyenda: por un clavo se perdieron: herradura, caballo, batalla y reino.

Antes de terminar una lista de materiales piensa los componentes que realmente tienen accesible conocer su consumo real.

Los errores en la ruta de producción parten de simplificar una realidad equifinalista: muchas formas de hacer lo mismo.

El ritmo nominal en la ruta de producción hace magia: reduce ilusoriamente el coste marginal y los plazos de entrega.

Al terminar una ruta de producción pregunta en voz alta si no será esta la última vez que alguien la volverá a revisar.

El tiempo de preparación de máquinas es la madre de todas las batallas para reducir el tiempo de entrega.

El SMED es una buena técnica para racionalizar las preparaciones, aunque su meta declarada raye en la irracionalidad.

Ver organizar un quirófano para una intervención quirúrgica es buena metáfora para reducir el tiempo de preparación.

La competencia por reducir el coste marginal pasa obligatoriamente por reducir el tiempo de preparación.

El ideal del tiempo de preparación nulo es disponer de muchas máquinas dedicadas o lanzar grandes lotes de producción.

Desafortunadamente costes de inversión, modas, variantes y el stock cero conspiran contra las soluciones convencionales.

Además de SMED, para reducir el tiempo de cambio se pueden agrupar lanzamientos de órdenes con preparaciones comunes.

Desafortunadamente el foco en la competencia por la fecha de entrega conspira contra las agrupaciones de órdenes.

Por tanto, los objetivos de reducción del coste marginal y reducción del plazo de entrega terminan siendo antitéticos .

Cuando planificamos nos olvidamos del Sr. Murphy, aunque luego se presente sin avisar y rompa nuestro bonito plan.

Nos relajamos confiando en la probabilidad: “todo no puede fallar a la vez”, pero nos olvidamos del “efecto dominó”.

El Sr. Murphy nos recuerda continuamente que en un sistema interdependiente un fallo es como ese clavo de la leyenda.

Planificar es prever la conducta futura de un sistema vivo: una tarea imposible si partimos de una simplificación.

Los fallos en la planificación están estrechamente relacionados con la presunción de veracidad de los plazos de entrega.

Una buena planificación está estrechamente relacionada con la asunción de la variabilidad en el flujo logístico.

La base de toda planificación se sustenta en tres certidumbres: stocks correctos, listas exactas y tiempos realistas.

Un error en alguna de las tres certidumbres tenderá a amplificarse de manera inversamente proporcional a su percepción.

De todos los errores logísticos, el más tangible es el más escurridizo: cuando el inventario informático ≠ real.

En el futuro, el mejor almacén será el que las mercancías hacen organizándose, ubicándose e inventariándose a sí mismas.

El Internet de las cosas (IdC) es el futuro del almacén y el adiós al código de barras, el “cerrado por inventario”...

La logística actual está diseñada para gestionar mercancías sin inteligencia. El IdC obligará a rediseñar todo el SCM.

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